Muy pocos días al año podemos disfrutar de vuelos tan espectaculares sobre nubes bajas. Estos pequeños mares de nubes dejan unas imágenes increíbles de algodón blanco por debajo de nuestros pies. El solecito y la buena temperatura hacen que sea más agradable si cabe. Se puede volar sin ningún problema visual ya que la altura de La Muela es superior a la capa de niebla, que queda por debajo. Incluso en ocasiones es una capa tan estrecha que se puede cruzar.
Este fenómeno se produce después de varios días de lluvias otoñales que hacen que el ambiente esté muy húmedo. Suele formarse por la noche cuando el cielo está despejado o muy poco cubierto. En esas condiciones la superficie de la Tierra se enfría (pierde calor que no queda retenido porque no hay nubes) y el agua presente en el aire más cálido cercano al suelo se condensa. A medida que avanza la mañana, los rayos de sol calientan la superficie del suelo y la niebla se disipa.
No olvidemos comentar los maravillosos colores que tienen, en esta época, las hojas de los árboles caducifolios. Volando por encima de choperas, apreciamos colores dorados mezclados con los vedes de las hojas que todavía resisten.